Me encontraba solo en mi habitación, escuchaba música, mientras que por mi mente pasaban todos esos momentos en los que por mi timidez no me atreví a decir algo, lo que no pude hacer o lo que no era capaz de pensar. Mi cuerpo no quería quedarse congelado como aquellos instantes de mi vida, quería liberarse de esa incesante presión en la que me he sumergido en los últimos años.
Decidí salir a la calle, pero el sol nubló mi vista, intenté observar a mí alrededor, sin embargo no era capaz de recuperarme. Di unos cuantos pasos más y tropecé con alguien, no sé quién fue, sólo escuché el golpe con el suelo mientras intentaba reaccionar. Mientras me recuperaba noté que era una mujer con quien me había tropezado, no sabía que decir, era como si mi voz se hubiese ido de mi cuerpo, mi mente de un momento a otro se puso en blanco y mis manos empezaron a sudar, definitivamente no era capaz de reaccionar.
–Lo siento, no podía ver por el sol- le dije, ella giró la cabeza y me miró, en ese instante pude ver su rostro, cuan maravillosa era, un ángel se ha posado frente a mí, una mujer de cabello negro largo en el cual me encantaría perderme, poseía una mirada penetrante que me hacía sentir como si pudiese leer mi alma, y una sonrisa que me congeló, es como si me hubiera hechizado. No dejaba de observarla, sentía que mi vida dependía de ello.
Con una voz suave y dulce me dijo –disculpa, es que no estaba mirando, fue culpa mía-. Por primera vez la escuché, definitivamente era un ángel. Aquel que había soñado toda mi vida, es increíble que la haya encontrado, mi sueño se hizo realidad.
-Lo siento, debo irme, debo llegar temprano- No me dejó decirle nada más, vi cómo se alejaba lentamente de mi lado y no podía hacer nada para detenerla, soy solo un simple desconocido para ella.
Seguí mi rumbo, el parque me esperaba.
La imagen de aquella mujer rondaba por mi mente, se ha tatuado en mi corazón, desgraciadamente es como un ave que vuela separándose de mí rápidamente y que no volveré a ver nunca más.
Sentado en una silla permanecí hasta que se ocultó el sol, miré a mí alrededor, podía disfrutar la belleza de la naturaleza al contrastarla con el brillo de sus ojos. ¿Qué me está pasando? Esto no me puede estar sucediendo a mí. ¿Cómo me voy a enamorar de una mujer que solo he visto una vez en mi vida? No lo sé, solo sé que mis esperanzas, así es, aquellas que creía perdidas han vuelto con un solo objetivo: Extrañarla.
Pasan las horas, su recuerdo está tatuado en mi mente. La hora de retornar a mi casa ha llegado.
Once de la noche, la luna sobresale en el horizonte envuelto con una niebla que torna todo a su alrededor en oscuridad, las nubes la cubren lentamente hasta que queda en penumbras todo a mi alrededor. El frío aparece y no tengo como protegerme, me golpea y me hace estremecer. Eso marca que es hora de que el mundo de los sueños me invada y recree en mí el momento maravilloso de nuestro encuentro.
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