viernes, 9 de octubre de 2015

Te he entregado toda mi vída.

Así es, te he entregado todo en mi vida.
Mi mente divaga por el desierto de la soledad, mis sueños se van desvaneciendo cada día más, hasta que se convierten en arena seca, de esa que se lleva el viento poco a poco lejos de nosotros.
Heme aquí, donde yace un moribundo que solo anhela querer, que mil veces ha sido rechazado y aun así sigue ese camino tortuoso hacia la muerte.
Ese hombre se va desvaneciendo hasta quedar como un simple esqueleto.
Pobre de mi, no por mi cuerpo sino por mi alma, esa que guarda todos mis recuerdos, que tristemente se va extinguiendo como esa fumarola que sale de un incendio.
Mi vida se consume a pasos agigantados, y mi ser, ya no es mi ser, es solo una representación imaginaria de lo que solía ser.


No hay comentarios:

Publicar un comentario